Mi preocupación, es como nuestras palabras, nuestros
textos, nuestras teorías, nuestras doctrinas, están en relación con los hechos,
prácticas, con lo que hacemos, si eso no acontece, no hay encuentro entre lo
que decimos, nuestras doctrinas y teorías, y lo que vivimos, es como decían los
antigüos "Flatus vocis", es vacío, algo que no tiene
consistencia.
La Iglesia y su renovación a la luz de la Lumen Gentium
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